viernes, 19 de septiembre de 2014

MAESTRA EN CASA


La pregunta de esta madre era… ¿Debo esforzarme para lograr que mi hijo de 4 años aprenda a leer?, he leído que es posible que los niños de esa edad puedan hacerlo.
La respuesta del Dr. Dobson fue: “Si su niño es particularmente inteligente y puede aprender a leer sin sentirse presionado, podría ser ventajoso” (extraído de Dr. James Dobson - “Criando niños”, vol.3)
Soy particularmente admiradora de este escritor, por sus buenos consejos y su base cristiana; sus conocimientos y su fe son la mezcla adecuada para tomar en cuenta cada párrafo de sus libros.
Es normal que como padres deseemos, no sólo lo mejor para nuestros hijos, sino también, que sean los mejores en todo; el detalle está en aprovechar la curiosidad de nuestros hijos en cada momento.
Debo confesar que cuando Romina era bebé, deseaba enseñarle de todo para que fuera “muy inteligente”. Sin embargo al leer este libro puse freno a mis instintos y decidí abrir bien los ojos y ver sus necesidades.
Somos las primeras y únicas maestras de nuestros hijos, y esto es para toda la vida, pues te recuerdo que aún cuando se vayan de casa, recibiremos sus llamadas.

¿Qué debemos enseñar?


Podemos desear enseñar todo, pero lo que ellos necesitan de nosotras es la base, lo fundamental, para que sean seres humanos correctos y dignos de imitar.

1.- Amor y Disciplina: 
“Te amo más de lo que puedes imaginar, doy gracias a Dios por permitirme criarte. Porque te amo debo enseñarte a obedecer, para protegerte de cosas que pueden hacerte daño”-  Es fundamental que nuestros hijos sepan y sientan que los amamos y que las reglas existen por amor. En este tiempo, es bastante normal ver cómo los hijos manipulan a sus padres al punto de lograr que sean éstos quienes obedezcan a sus hijos.
A todos los niños les cuesta obedecer, eso no significa que deban dejar de hacerlo…después de un tiempo de perseverante “amor y disciplina”, me complace ver a Romina pedir perdón por su desobediencia y no poder seguir sus actividades sin antes conseguir un “te perdono” de nuestra parte.

2.- Rutina y hábitos: 
El repetir las actividades con nuestros hijos todos los días, aunque nos resulte un poco aburrido, es lo que a la larga se convertirá en un hábito en ellos, que nosotras podremos disfrutar. Desde una hora para ducharse y comer, hasta la hora de leerles un cuento.
Me encanta ver a Romina disfrutar de sus libros, ella siempre quiere que le lea un cuento, algunas veces logra que lo haga durante el día, pero, antes de dormir es el momento en el que no puedo escapar de ese pedido. De la misma manera, es con su hora de acostarse, cuando ella ve que comienza a oscurecer (6 p.m. en mi ciudad) reniega diciendo “¡Mamá no quiero dormir!”… Pero ella, ya lo sabe…debe ir a la cama. También sabe que no cambiaré de opinión y aunque un poco molesta, sigue su rutina de memoria… y adivinen qué, cuando ella está en la cama, puedo disfrutar de un buen baño y de un relajante momento sólo para mí.

3.- Trabajo y juego: 
Muchas veces, cuando miramos lo pequeños que son nuestros hijos, no pensamos en trabajo (responsabilidades), es obvio que pensamos en juegos. Muchos comerciales en la televisión repiten al cansancio el derecho que tienen los niños a jugar, sin embargo, darles responsabilidades es algo que no podemos dejar de lado.
Teniendo en cuenta la edad y capacidad de cada niño, ellos pueden realizar ciertas “labores” en la casa que les hagan sentir parte de la familia y los ayuden a recordar la importancia de contar y cumplir con las responsabilidades, esto lo necesitarán por el resto de sus vidas.
Cuando yo decía que Romina no cumplió con su tarea, mi mama se reía diciendo: “Cómo una niña de 1 añito va a tener responsabilidades”…pero, la tarea de Romina era guardar sus juguetes y también colocar su ropa sucia en el cesto que yo le había enseñado. Podía hacerlo, así que debía hacerlo. Ella recién había aprendido a caminar, así que era gracioso verla juntando sus cosas.

4.- Premios y castigos: 
Si nuestros hijos saben que los amamos y saben también que tienen reglas establecidas en casa, la teoría de causa y efecto será mejor comprendida con una buena estimulación. Recuerda no castigar a tu hijo por algo que no le explicaste que es malo, pero sí puedes usar aquellas gollerías para premiar su obediencia. Al menos con Romina ha funcionado.
Al comienzo, ella sólo comía dulces en fiestas de cumpleaños, pero conforme iba creciendo, la demanda de dulces en casa iba aumentando, así que decidimos hacer algo más productivo. Las golosinas son a lo que ella llama “premio”.

5.- Se predica con el ejemplo:
Lo primero que aprenderán los niños son las conductas que pueden observar, así que lo aprenderán de sus padres, ellos enfrentarán la vida tal como la enfrenamos nosotros.
Lo primero que hago cuando llego a casa es quitarme los zapatos y al final del día reniego por todos los zapatos que debo recoger. Un día, regañé a Romina por andar dejando sus zapatos en media sala…ella me respondió con un inocente: “Mamá, tú también dejas tus zapatos, ¿Papito te va a castigar?”…Desde ese día tengo más cuidado con las cosas que le corrijo.


Este pequeño video, muestra un logro al que no le pusimos mucha atención…pero de pronto nos dimos cuenta que Romina había aprendido de aquello con lo que habíamos estado jugando.




2 comentarios:

  1. Lindo video, grandes progresos...muy buen post, felicidades.

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    1. Gracias! realmente me hace feliz verla asi a sus dos años.

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